¿Quiénes heredan la tierra prometida?
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Hebreos 11:8 La tierra prometida fue una promesa dada a Abraham por Dios mismo. Cientos de años más tarde, Josué y su descendencia entraron y conquistaron esa tierra. Quiero hacer énfasis que cuando Dios promete algo en tu vida no es solo para bendecirte a ti, sino también para bendecir a tu generación y tu descendencia. Aquello que somos capaces de conquistar se convertirá en un legado para las próximas generaciones. Abraham, creyó a Dios y sin embargo, aunque en su tiempo habitó en esa tierra, lo hizo como extranjero, pero siempre creyendo lo que Dios le había prometido. Esa promesa pasó de generación en generación tanto a su hijo Isaac, a Jacob, su nieto y ellos a su vez siguieron pasándola. La tierra prometida que Jehová le anunció a Abram cuando salió de en medio de un mundo completamente pagano sería el lugar donde Israel sería conocido como nación, muchos siglos después. Mi deseo es que tú medites lo que Dios te ha prometido a través de su Palabra. ¿Qué es lo que estás esperando y todavía no lo has visto? Sabes, la Palabra de Dios nos enseña que sin fe es imposible agradar a Dios porque es necesario que creas que Dios existe y que remunera a los que le buscan. ¿Qué es la fe? Es la certeza, o sea la seguridad/convencimiento de que Dios va a obrar y aquello que todavía no ves, se manifestará. La Biblia está llena de ejemplos que nos animan a creer, aun cuando no lo hemos visto. Por ejemplo, la conquista de la tierra prometida se produjo siglos después, pero esa promesa nunca caducó a través de las generaciones. Josué junto a su pueblo comenzaron a conquistar territorio y a establecerse como una nación respaldada por Jehová. En el libro de Isaías se nos dice que toda Palabra que sale de la boca de Dios, no volverá a él vacía, sino que logrará lo que él desea y alcanzará el propósito para el cual la envió. Esto produce en nosotros la seguridad que Dios no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse de aquello que él ha prometido. El pueblo de Dios se multiplicó siendo esclavos en Egipto. Seguramente, no se acordaban de que su Dios, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob les había prometido que ellos entrarían en la tierra prometida, pero a Dios nunca se le olvidó. Pasaron más de 400 años en Egipto, y Dios levantó a un hombre llamado Moisés como instrumento a su generación y así se cumpliera la promesa dada siglos antes. Yo no sé si has fallado, si te apartaste de él por decisiones incorrectas, o entraste en un tiempo de sequedad espiritual, pero si sé que nuestro Padre tiene los brazos abiertos para recibirte y dejarte saber que su Palabra es Sí y Amén, y que él es el mismo ayer y por los siglos. Todos los que somos hijos de Dios; conocemos su Palabra, y creemos en sus promesas, no estamos solos ni desamparados. La Palabra de Dios establecida en nuestras vidas, nos respalda en cualquier tiempo que estemos viviendo. Hoy quiero exhortarte a que no desmayes y que sepas de una vez y por todas que Dios está contigo y que su diestra te sostiene y sus promesas se cumplen en el Nombre de Jesús. Lecturas recomendadas: Y manda a Josué, y anímalo, y fortalécelo; porque él ha de pasar delante de este pueblo, y él les hará heredar la tierra que verás. Deuteronomio 3:28 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6 Es pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1 Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Isaías 55:11 Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8 |