La esperanza crece en medio de la prueba por el Espíritu Santo
Le pido a Dios, fuente de esperanza, que los llene completamente de alegría y paz, porque confían en él. Entonces rebosarán de una esperanza segura mediante el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13
Hace unos días al salir de la casa, vi una pequeña flor asomándose y me paré para observarla. La flor, aunque insignificante, tenía un color amarillo brillante y de pronto sentí que el Espíritu Santo hablaba a mi corazón para mostrarme, una vez más, que siempre algo va a renacer donde menos te lo esperas. De momento me sonreí y le di gracias a Dios por su creación y por amarme como me ama. Por supuesto, no solo me ama a mí, sino también a mis seres queridos.
Todos absolutamente pasamos por tiempos difíciles donde muchas veces nos debilitamos y nuestra fe parece que se va volando. Sin embargo, es necesario que entendamos que aun en medio de esas circunstancias el Espíritu Santo no nos abandona. Él está con nosotros desde el momento que confesamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador e inmediatamente viene a habitar en nuestro espíritu para guiarnos, instruirnos, mostrarnos lo que está equivocado en nuestras vidas, nos enseña a corregir esas equivocaciones y a vivir en rectitud.
Por lo tanto, el Espíritu de Dios está constantemente recordándonos lo que se habla en el cielo, y revelándonos lo que ha quedado plasmada en la Palabra de Dios. ¿Cuál es nuestra fuente de esperanza? Jesucristo es nuestra fuente de esperanza. Cuando él murió por ti y por mí, la Biblia dice que él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros. Legalmente había una acusación ante la humanidad, por la cual Jesús, clavado en la cruz, pagó con su sangre y despojó en vergüenza a los gobernantes y autoridades espirituales en una victoria pública.
Ahora, tú y yo, conociendo esta verdad, podemos caminar creyendo que todo lo que la Palabra dice es verdad y esa verdad se recibe por fe, y esa fe crece y crece, así como esperas que lo que todavía no se ha manifestado, se manifieste. La vida está llena de retos y de circunstancias contrarias a lo que deseamos, pero nuestro Señor nos dice en su Palabra que todo tiene un tiempo. Ejemplos: tiempo para reír y llorar, para plantar y arrancar lo plantado, tiempo para construir o destruir, tiempo para callar o hablar, tiempo para nacer o morir. También las escrituras nos enseñan que Dios todo lo hizo hermoso y ha puesto eternidad en el corazón del hombre.
Si él ha puesto eternidad en nosotros, es porque cuando estamos confiados en él, sabemos que las tribulaciones siempre van a tener un final y que en medio de lo que estemos viviendo, él está con nosotros. ¿Cómo yo puedo decir esto con tanta firmeza? Porque en mi propia vida se han presentado situaciones de las cuales no tenemos el control de evitar, pero Dios nos muestra que su Espíritu está constantemente afirmándonos en su verdad; llenándonos de su gracia, empoderándonos de su poder y amándonos con amor eterno.
La esperanza no es algo que ves o que puedas palpar con tus cinco sentidos, es algo que brota cuando estás con la convicción que tu Dios está contigo y que su Palabra es todo lo que te deja saber. Así como esa pequeña flor no había brotado la noche anterior, pero si fue evidente en la mañana, hoy su Santo Espíritu te deja saber que aquello que tú estás confiadamente esperando se va a manifestar en el tiempo que Dios tiene para que eso suceda. No desmayes porque algo se tarde, la Palabra de Dios y sus promesas no dejan de cumplirse en aquellos que depositan su confianza en el único que dice lo que debe pasar y se hace. Sigue en esa búsqueda de su Presencia, él no se aparta de ti, todo lo contrario. Él conoce tus debilidades, él sabe que vas a flaquear antes que se produzca, pero como un Padre lleno de amor por sus hijos, él hoy te deja saber que te levantes, que te llenes de esperanza viendo la victoria al final de la prueba y reconociendo que llegas a la meta porque él está contigo.
Padre, hoy oro para que cada persona que pueda estar atravesando momentos de dificultad, tanto por problemas familiares, de salud, en su economía, en su caminar contigo, puedan recibir un toque especial de parte de tu Espíritu para que entiendan que no están solos y que tú, por medio de tu Hijo Jesucristo, venciste al mundo, para que ellos se llenen de gozo y de paz porque son más que vencedores en Cristo Jesús. Amén